Como ya hemos comentado, la adicción se manifiesta de diferentes formas. Las sustancias y conductas son la manifestación más superficial de un problema más profundo en la gestión emocional. Por ello, en el tratamiento de las adicciones es fundamental iniciar y mantener la abstinencia de las sustancias, pero sólo con eso no es suficiente. Es primordial un cambio en el estilo de vida, en el que las relaciones sociales o los hábitos de la persona no la acerquen a una recaída, y donde pueda retomar antiguas actividades olvidadas por el consumo, así como relaciones cercanas que por el consumo ha podido descuidar o incluso llegar a perder.
¿En que consiste la desintoxicación?
Hablamos de desintoxicación como una parte del tratamiento en la que se realiza una limpieza a nivel físico de las sustancias. Habitualmente esta desintoxicación se hace a nivel ambulatorio, pero en ciertas ocasiones es más recomendable optar por un ingreso: en el caso de que la dependencia física sea muy alta o que sea aconsejable un seguimiento médico constante. Esta primera fase suele ocupar desde unos días a un par de semanas, el paso siguiente es siempre debe ser el de la deshabituación y el cambio de estilo de vida. Si no la vuelta al consumo está prácticamente asegurada.
Deshabituación y cambio de estilo de vida.
Mientras que en la desintoxicación se “limpia” el cuerpo de los restos de la sustancia, en la deshabituación lo que se trabaja es que la persona se acostumbre a vivir su día a día sin necesidad de acudir al consumo. Para que esto ocurra en un principio del tratamiento, donde la adicción está más activa, es importante que la persona se proteja de ciertos lugares, situaciones o personas que le pueden acercar al consumo. A medida que la persona vaya evolucionando en el tratamiento podrá ir retomando las actividades de una forma normalizada, puesto que la finalidad del tratamiento es que la persona llegue a tomar la responsabilidad de su situación y decida qué elige hacer y qué no, liberando así de ese cuidado a los familiares, que suelen intentar protegerlos de esta forma.
Puesto que detrás de la adicción hay un déficit en la gestión emocional, la identificación, regulación y expresión de las emociones es un punto clave en el tratamiento. A medida que la persona va siendo capaz de gestionarse de forma más sana se va empoderando y se ve más capaz de permanecer abstinente. Otra herramienta que ayuda a prevenir las recaídas es la comprensión de cómo es el desarrollo de esta; una recaída no es algo que ocurra de repente, sino que se trata de un proceso que va gestándose. Si la persona es capaz de identificar las señales que indican que la recaída está en marcha (impulsividad, negación, defensibilidad, períodos de confusión, autocompasión, etc.) podrá dar los pasos necesarios para frenarla.
¿Cómo es la terapia?
El tratamiento habitualmente se compone de un trabajo grupal y otro individual y el seguimiento médico. Al compartir espacio con otras personas que están pasando por una situación parecida se es capaz de identificar y entender desde otros puntos de vista cómo funciona la adicción, ya que muchas veces es más fácil verla en los demás que en uno mismo. En las terapias individuales la persona cuenta con un apoyo extra, un espacio más privado para profundizar y encauzar los trabajos necesarios para la evolución en el tratamiento.
¿Como son las terapias de ayuda para familiares de los adictos?
Una parte importante del tratamiento es el apoyo a los familiares; estos pueden contar con una guía sobre cómo afrontar situaciones de dificultad, así como un espacio para hablar de cómo les ha afectado la adicción del familiar. Tener un espacio para trabajar de forma conjunta con la persona y el familiar, de forma que ambas tengan la oportunidad de expresar cómo se van sintiendo durante el proceso en un contexto tranquilo y seguro, también es una ayuda que facilita el proceso de recuperación. La participación de los familiares en el tratamiento contribuye a la motivación de las personas adictas, puesto que se sienten más apoyados en el proceso y cuentan con una contención externa muchas veces imprescindible en las primeras fases del tratamiento.
La familia soporte para la recuperación de la adiccion a las drogas